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IA y Derechos de Autor: reflexiones desde el Congreso de AVACI


La última jornada del Congreso de la Confederación Internacional de Autores Audiovisuales AVACI, la del 7 de noviembre, contó con la disertación “La incidencia de las Nuevas Tecnologías -como la IA- en la profesión de Guionistas y Directores” a cargo del realizador y guionista alemán Christoph Behl. Un tema que comienza a ocupar buena parte de la agenda en el universo de las realizaciones audiovisuales.


El director de películas como “El desierto”, “El patio” y “El camino del vino” brindó una clase sobre Inteligencia Artificial (IA) explicando cómo él utiliza la herramienta en la creación de sus obras y expuso las posibilidades y preocupaciones que genera, lo que llevó a un número importante de consultas y reflexiones por parte de los dirigentes autorales presentes. Behl subrayó lo clave que resulta la demanda de exigencia de transparencia respecto al dataset.


Al referir al dataset, se refirió a la necesidad de conocer cuál es la fuente que entrena a la máquina; como así también, al proof of humanity y la provenance, para saber si hubo modificaciones en una imagen, por ejemplo; y así poder seguir protegiendo los derechos de los autores involucrados en las obras.



El punto de partida de la charla se remontó a los primeros pasos dados en esta materia por Google, que hace muchos años inventó un razonamiento alrededor de las IA que posibilita descubrir relaciones de cercanía dentro de estos modelos para construir una lógica, con palabras y con imágenes. 

Un nuevo lenguaje en el audiovisual

Para remarcar que, en este momento, es muy difícil que en esta fase de la inteligencia general generativa pueda reemplazar a escritores o realizadores: “es difícil hoy trabajar con ChatGPT si quieren que haga algo creativo. Creo que por diez o quince años más, no podrán ser creativos. En los círculos de directores y actores vemos mucha preocupación”, pero que “no nos vienen a reemplazar por el momento”.


La preocupación que está dando en el ambiente le ha servido a Behl como materia prima para Propiedad, la película en la que se encuentra trabajando en este momento y que cuenta “sobre una empresa creada para alojar transhumanos (una persona que mantiene una conciencia digital luego de morir). 


En esta película, este visionario fallece y realiza el primer juicio de la humanidad para seguir teniendo su propiedad. El juicio es contra su hija. “En gran parte, la película se realiza con IA, representando dónde viven estos personajes transhumanos. Lo primero es la escritura. Los avances en escritura son enormes, se pueden hacer muchas cosas”, contó.



El director alemán comentó que ha recuperado tiempo lejos de la computadora gracias a la IA y que cuando tiene una idea la graba en un bloc de notas sobre IA y que luego al momento de sentarse a escribir le pide una descripción de un personaje a partir de todas las notas que grabó. 

Así la IA se convierte en una herramienta y no en amenaza ya que “también permite editar textos y para hacer trabajos de dramaturgia es útil. Con Custom GPT se puede predeterminar un chat, y pedirle que tome el rol de un personaje, para que confirme o no si el personaje actuaría de determinada manera. El trabajo con guiones completos o textos muy largos aún está limitado”.



Todavía estos modelos no tienen memoria por lo que “cada vez que les escribimos se olvidan de que existimos” y todavía resultan “un poco inútiles para trabajar obras muy grandes. Les recomiendo probar Cloud, Canvas GPT y otras herramientas. Pero todavía no está para escribir una buena película. Promptear es dar una instrucción a la máquina. Para imaginar el espacio donde vive el transhumano en mi película, imaginé cubos y un océano, y empecé a promptear. No funciona. Entienden el lenguaje, pero no a nosotros todavía. Es muy difícil promptear imágenes: requiere mucha cabeza y mucha creatividad describir lo que uno tiene en la cabeza, que es lo que hacemos los directores de cine”.



Son herramientas en desarrollo por lo que aún no aportan soluciones definitivas a los requerimientos que pueda tener un creador. Behl también hizo hincapié en cómo utiliza la herramienta para generar videos Runway


“En Eleven Labs puedo elegir una voz y actuar yo con esa voz. Es como hacer dirección de actores. Una voz preseteada, comprada o lo que fuera. Luego utilicé Suno, que hace canciones, y generé este video. Podemos generar entonces imágenes con mucha calidad. Pero todavía los generadores de video Runway, Clin, Suno, destruyen la imagen un poco y te sacan detalles. Pero todavía hay más imperfección en los creadores de video. Yo creo que les falta un año para llegar al mismo nivel que tiene hoy la creación de imagen fija”.



A la hora de pensar en estas tecnologías y en los derechos de autor, el realizador puso su mirada en las denominadas black box (caja negra). “¿Por qué se llama caja negra? Lo llaman así las mismas empresas que entrenan modelos, porque ni ellos saben cuáles serán los resultados. Luego de entrenar, trabaja un equipo más grande en ver qué hizo la IA. El input son datasets: un conjunto de datos que se prepara para darle al modelo. Es importante como sociedades de derechos de autor entender el concepto de dataset. El dataset son los textos, imágenes, videos o canciones que se preparan, casi siempre de forma dual para entrenar a la IA. El tema del dataset hoy es complejo, porque muy pocos modelos y muy pocas empresas publican los datasets que usan”.


Imágenes generadas con Letz.ia

Redefinir el concepto de obra

Christoph Behl es más partidario de certificar que de prohibir y posa su mirada en las nuevas generaciones y en las nuevas producciones que se están generando en la Internet. “La ficción, hasta el día de hoy, existe en el teatro, en los libros, en la escritura (pocos pibes escriben), o en cine, televisión y plataformas (que es un mundo caro). Pero imaginen a millones de jóvenes que, con pocos recursos, pueden contar historias ficcionales. Va a pasar en unos años. Millones de contenidos. Se dará vuelta internet, porque internet es más que nada documental. Los youtubers, tiktokers son como los documentalistas de los ‘60, hacen contenido en la calle. Los nuevos harán ficción sobre su mundo, que es un mundo digital. Millones de personas jóvenes empezarán a contar historias de los mundos que habitan, y que en muchos casos son mundos que tienen derecho de autor, propiedad intelectual y marcas”, explicó.



Ante un panorama tan complejo y poderoso, Behl está convencido de que “lo peor que nos puede pasar es que estos jóvenes terminen en zonas grises y los dueños (no los de los derechos autorales, sino los de la propiedad intelectual o de las marcas) comenzarán a comercializar estos contenidos sin que estos autores sean reconocidos. 


En ese sentido propuso: “lo que quiero pedir es que incorporemos a esa generación. Serán nuevos autores, no les tengamos miedo. Las sociedades en los últimos años expulsaron mucho a los trabajadores de Uber o Rappi, que no están sindicalizados. Una constante expulsión de personas del sistema. Les hago el pedido de entender e incorporar a estos autores, entender las herramientas, entender cuál es una obra y cuál no, habrá que redefinirlo. Considero inútil prohibir, es una ola demasiado grande y es imposible (…). Yo creo que la proliferación de esto se va a revalorizar el trabajo humano, se buscará autores humanos, pero hay que ver cómo certificamos la humanidad. No tratemos de prohibir lo no humano, tratemos de certificar lo humano”.

La IA como aliada: ¿herramienta o amenaza?

En el marco del Congreso de AVACI también se reallizó la Mesa redonda denominada “Encuentro profesional de directores y guionistas: desarrollo de la profesión en tiempos de plataformas digitales y la IA" que reunió a destacados profesionales del audiovisual para reflexionar sobre los desafíos y oportunidades que presenta la inteligencia artificial en el cine. 


Moderada por Danilo Serbedzija (DHFA), la conversación abarcó aspectos filosóficos y prácticos del uso de IA en el cine. Bruno Oliviero (director invitado) reflexionó sobre cómo la tecnología puede optimizar costos y procesos, pero advirtió sobre los riesgos de depender excesivamente de ella. La directora Ada Johnson (invitada) compartió su experiencia en la realización de un corto documental creado parcialmente con IA, destacando las dificultades técnicas y creativas de trabajar con una herramienta aún en desarrollo. 



Por su parte, Christoph Behl y Bruno Oliviero coincidieron en que la IA, lejos de reemplazar a los creadores, puede ser una herramienta poderosa, siempre que se integre de manera consciente y respetando las realidades culturales locales. 



En tanto que, Irene von Alberti (directora invitada) subrayó que “la dirección cinematográfica sigue siendo un arte profundamente humano, en el que la IA puede asistir, pero no reemplazar la sensibilidad del director”.


Christoph Behl añadió que la IA tiene el potencial de impulsar olas de innovación, sobre todo en contextos de recursos limitados, mientras que Irene von Alberti destacó el valor de la intuición humana en la dirección, comparándola con la labor de un director de orquesta. 


Finalmente, Ada Johnson invitó a los asistentes a explorar su obra, ofreciendo un enlace para acceder a su película como muestra del diálogo entre creatividad humana e inteligencia artificial.

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