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Madagascar: un país que lucha y sueña con nuevos horizontes para sus autores audiovisuales



Por Ulises Román Rodríguez La historia del cine malgache es tan rica como diversa. Estrechamente ligada a la historia política del país, es importante remarcar que Madagascar fue colonia de Francia entre 1896 y 1960. Esta colonización francesa influyó enormemente tanto en la historia más amplia del país como en su cinematografía.


Las primeras proyecciones cinematográficas en Madagascar se remontan a 1897, apenas dos años después del nacimiento oficial del cine. Desde principios del siglo XX, se realizaron varios rodajes de películas en territorio malgache.


El general Gallieni, destinado en Madagascar hasta 1905, impulsó el desarrollo del cine en el país, ya que creía que el cine -considerado como algo “mágico” por los malgaches-, ayudaba a afirmar la autoridad de los colonos.


Ady Gasy (2014), película malgache dirigida por Nantenaina Lova


Luego llegaron misioneros del norte de Europa y Estados Unidos que rodaron varios documentales etnográficos sobre las danzas, los paisajes y la gente de la isla. Utilizaron principalmente estas imágenes como herramientas de propaganda para financiar sus actividades en Madagascar, ya que todas estas películas estaban destinadas exclusivamente a una audiencia occidental.


A pesar de la presencia de cámaras y operadores en Madagascar, la primera producción cinematográfica malgache encontrada hasta la fecha es relativamente tardía: data de 1937. Hasta entonces, los malgaches sólo habían sido actores, figurantes y portadores de material.


Philippe Raberojo, autodidacta muy apreciado por los colonizadores franceses, aprendió técnicas cinematográficas estudiando libros e invirtió su fortuna personal en realizar su proyecto cinematográfico. 


Ilo Tsy Very (1987), de Solo Randrasana


En el centenario del martirio de Rasalama (mártir cristiana), Philippe Raberojo consiguió una cámara y dirigió la primera docuficción de la historia de la cinematografía malgache titulada Rasalama Martiora voalohany.


Con la independencia, en 1960, llegaría la época dorada del cine en Madagascar que continuó manteniendo vínculos con Francia, especialmente para la formación de profesionales de la imagen y el sonido.


Los primeros cortometrajes de ficción se rodaron a principios de los años 70’ y el primer largometraje, Very Remby de Ignace Solo Randrasana, fue estrenado en 1974.


A finales de la década de 1980, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional decidieron que los estados africanos ya no deberían financiar los cines, lo que llevaría a su cierre gradual y un período de vacío para el séptimo arte.


En esos años Raymond Rajaonarivelo se fue a estudiar cine a París. A su regreso, dirigió Tabataba, estrenada en 1988, que sigue siendo la única película malgache que hasta el día de hoy ha ganado un premio en el Festival de Cine de Cannes.




Escribiendo una nueva historia

Con la creación del Festival Les Rencontres du Film Court, fundado por el director y guionista audiovisual Laza Razanajatovo, actual Presidente de APASER, surgió una nueva generación de realizadores en Madagascar.


“Estimamos que en la actualidad se realizan aproximadamente unas 1.000 producciones anuales en Madagascar. El financiamiento se limita principalmente al fondo SERASARY -creado por RFC (Rencontres du Film Court) en 2011- para cortometrajes, mientras que las producciones más grandes dependen de ayudas selectivas y coproducciones con países vecinos, ya que existía un fondo de apoyo dentro del Ministerio de Cultura, pero ha sido interrumpido”, le cuenta Laza Razanajatovo a AV CREATORS NEWS.



Las series y películas en Madagascar se financian generalmente mediante ayudas selectivas, en su mayoría de Francia. Las coproducciones con países vecinos incluyen a Sudáfrica, Reunión (isla situada al este de Madagascar) y Mauricio aunque cadenas privadas como Canal Plus también suelen financiar series malgaches.


Vale destacar que la mayoría de las producciones se hacen de forma independiente. “Dada la falta de apoyo de entidades públicas sustancial es que no hay una verdadera rendición de cuentas ante un ministerio supervisor. Por eso es que no hay necesidad de solicitar una licencia de funcionamiento”, explica el director que integra el Consejo de Administración de AVACI.


-¿Qué influencia tienen plataformas como Netflix, Amazon, Disney y otras en Madagascar?

-Estas plataformas influyen de una forma u otra en la producción local en Madagascar a través de las diversas coproducciones que realizamos. Sin embargo, actualmente, la influencia aún no es directa porque Netflix ni siquiera produce ni filma nada en territorio malgache.


Autores audiovisuales: sus derechos y el rol de APASER

La Ley de Derecho de Autor existe en Madagascar desde 1995. Sin embargo, los autores audiovisuales no reciben una remuneración que consideren justa. “Esto se debe a varios factores, en particular la inestabilidad política que conduce a cambios muy frecuentes en el gobierno y en el Ministerio de Cultura que influye en las actividades de los autores”, sostiene Razanajatovo.


Laza Razanajatovo, realizador, guionista y presidente de APASER

-¿Cuál es el papel que ha jugado APASER con los autores audiovisuales de Madagascar desde su creación?

-APASER existe como Alianza desde 2017 y hemos logrado realizar un censo de autores en el continente. Desde 2022, APASER se ha convertido en una Gestión Colectiva, una organización dedicada principalmente a la administración y distribución de derechos de autor para guionistas y directores africanos. Nuestro objetivo principal es ayudar a resolver problemas con los autores en África en general, organizando la documentación y la identificación de obras. También aspiramos a una distribución justa para las sociedades. Actualmente estamos todavía en la fase de documentación, es decir, el registro de las obras de nuestros 13.000 miembros uno por uno en la plataforma AVSYS, además de finalizar los contratos con los autores.





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